Por Frida Cartas
El corazón de esta semilla aún late, es una semilla viva
tan viva como la herida de tu corazón, y tan latente como
la piel-corteza de ella, la que no es fruto ni árbol,
pero ha echado raíces…
La semilla se hallaba tirada en este campo de asfalto,
lejos del mar que la escuchó al nacer, aquella primera vez
lejos del sol que la bañó de luz aquel día del parto,
cuando nació por segunda ocasión aquí, muy cerquita de ti
Pero tú estabas lejos, en otro bosque
aguardando un cedro viejo y duro que ya no te daba sombra,
aunque el verde de sus recuerdos te mantenía fresco,
porque así es la memoria, como un corazón en la cabeza,
que siente, y palpita, negándose a dejar de latir la añoranza
Un día el cedro se cayó, lo tumbó la cruel tormenta de su propio cauce,
y un día, allá en aquel mar, también hubo una temible tormenta,
entonces la semilla flotó hasta tus pies, la trajo la violencia de la marea,
y la miraste con incredulidad y con asombro, pues tenía un raro brillo
La llevaste a tu bosque, y no supiste qué hacer con ella,
no te fue más que naturaleza muerta, seca,
un tesoro para guardar en la flora de tu cariño
y el cofre de los recuerdos, el escondite ideal que da el silencio
del bosque, pero la semilla creció más y más de tamaño, y de resplandor,
que pensaste que era mágica, pero sólo se trataba de una semilla viva
Y ahora, para germinar esta semilla se necesita tierra, pero tú eres agua,
y ella también es agua, es una semilla de agua, por eso vino del mar,
por eso no puede crecer en este bosque de asfalto, que no es Pacífico,
necesita la tierra de tu corazón, y la sombra clara de tus ojos,
necesita tu arraigo de caricias, y cuidados, necesita de tu dulce voz
Para que esta semilla germine de nuevo, porque es una semilla viva,
recuérdalo muy bien, se necesita tierra, pero ella sólo tiene más agua,
y al hallarse contigo formaron un rio de emociones y claroscuros,
que los arrastra con fuerza, y paradójicamete con placer,
a una cascada con aro(n)ma a campo nuevo.
Es el aro(n)ma del amor y la mañana, de la hierba y el mezcal,
y porque siempre habrá dónde germinar y crecer,
ya llegará entonces el suelo, y otros bosques, para ustedes,
siempre hay otros bosques, tampoco lo olvides
Por ahora el aro(n)ma es a gardenias y a pan dulce,
y en la hoguera de esta pasión hay un té de flores,
preciso para ser bebido por los dos, en un embrujo de palabras
oaxaqueñas, y el más gigantezco de los árboles,
la semilla y tú, huele, aspira profundamente, siente el aro(n)ma
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