Que tus demonios se llenen de mí, como lo hacen los ángeles con el cielo.
Que tomen cada parte de mi ser como el elixir de la vida eterna para los efímeros.
Que disfruten de mi locura y pasión por ti como lo haría cualquier beodo con su mejor alcohol.
Quiero que tus demonios me tomen de la mano y me lleven a lo más profundo de tu ser;
Donde la oscuridad penetre mis sentidos y apacigüe mis ganas… estas ganas de ti.
No tengo miedo de tus demonios porque amo la forma en que me miran:
Como esperando que mis ropas caigan y los lleve hasta la cima.
A veces los tranquilizo con palabras impúdicas, otras tan solo mirándoles y haciéndoles saber cuánto los amo.
Toma de mis aguas la cantidad necesaria para saciar tu sed; porque yo bebo de las embriagantes aguas de tu pasión.
En la penumbra de tu ser está mi corazón; ahí, donde la luz no pueda dañarlo y tus demonios lo cuida, lo desean.
Sé que en cualquier momento pueden destrozarlo y eso es un gran alivio para mi ser, porque si mi corazón es destruido ahí en el tuyo, no volveré a entregarlo.
Es en ti y tus demonios en donde encontré mi lugar; porque las estanterías del cielo prometen cuidarlo, y yo, yo no quiero que lo cuiden… “solo quiero que lo amen”.
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