Por Iris Charo
Es increíble cómo todo pasó tan rápido contigo pero no es tan fácil dejar de pensar en ti. Pensé que eso también sería rápido, así, en chinga, como fue todo lo demás. Mi colección de “no”, no me sirve para nada, no me tira paro, no me ayuda a no buscarte, no escribirte, no pensar en ti o a hacerlo un poquito menos cada día. Esto es como ese carbón que estuvo al rojo vivo y luego parece estar aniquilado, pero llega el viento y lo vuelve a encender. Lo peor es que el viento, no es tu viento, ni siquiera eres tú. Nomás soy yo solita que sigue con esto.
Sé que puedo volver a ser quien era antes de conocernos. No tienes siquiera que pensarlo o pedírmelo, porque eventualmente sucederá. Sé que quisieras ayudarme, pero es absurdo buscar liberación en las mismas manos que sostienen el yugo.
Creo que solo es la mente la que me juega malas pasadas. El recuerdo, la emoción desbordada, las sensaciones a tope. Es como estar haciendo una recapitulación más o menos constante de lo que ya fue, lo que ya pasó y no existe más. Pareciera como un recuento, innecesario ya, de todas esas cosas.
Ayer lo hablé con mi terapeuta. Hablé de lo rápido que todo ocurrió, de cómo fui incapaz de contener mis emociones contigo. De lo mucho que eso me sacó del poquito equilibrio que ya tenía en ese instante. No puedo culparte a ti, es un hecho. Ni a mí, nadie tiene la culpa. Solo decidí que así pasaran las cosas, que fuera rápido todo. Quizá de alguna manera sabía que si no era así, no iba a pasar nada. Y era mejor hacer todo rápido, antes de que te fueras.
Mis emociones y sentires se subieron a una montaña rusa y ahí siguen dando vueltas, como si la misma inercia no dejara que se detuvieran. Aunque "tenga otras opciones” y así, tal cual, entre comillas, porque realmente nadie tiene nada. Toda la gente está de paso en nuestra vida. Hoy está, mañana no.
Estamos condenados a la "no permanencia", a lo fugaz, a lo momentáneo...al famoso "aquí y ahora" con el que me topé de frente y me hizo saber una vez más que existe, aunque a mí se me antojen las cosas duraderas y a mi modo, eso no es posible porque no solo dependen de mí.
Al final, como leía por ahí y parafraseando, debemos afrontar el rechazo de los demás como un ejercicio de su libertad. Nadie, en su sano juicio, quiere meterse con la libertad de otras personas. Por ende, al final, todo lo ocurrido debería estar bien y resultar adecuado en el contexto y en el momento en que pasó.
Siempre, en cualquier "relación" de esta naturaleza, lo que termina pesando es el recuerdo. Digo, a mí siempre me sucede igual, por eso es que reconozco bien esto y realmente me perturba estar viviéndolo de esta manera.
Si tuviera que responsabilizarte de algo, quizá sería de las señales que existieron y que yo probablemente malinterpreté. Y lamento mucho que así haya sido porque si yo hubiera entendido lo que tenía que entender no estaría aquí escribiéndote todo esto. Ni estaría enganchada a un recuerdo tan fugaz y espontáneo...
Solo quiero aclarar que nunca te he puesto como el culpable, ni pretendo que esto te atormente de la misma manera en que lo hace conmigo. No sé, no pretendo seguir desvariando con esta situación en particular. No quiero, más el hecho es que mi emoción sigue desbordada, hasta para sentir este desamor. Tenía que ser igual de intensa en todas direcciones. Y ni modo, solo queda asumirla como está y dejar que fluya y llegue a donde tenga que llegar.
La negativa constante de tu parte es algo que debería ayudar bastante, quizás todavía no surte el efecto deseado y esperado. Quizá es, por ahora, de lo único que puedo agarrarme, de que tu constante “no” debe recordarme en dónde estoy parada. Debe recordarme que "no es no" y punto. Ante eso no se puede hacer absolutamente nada. Ante el rechazo constante de alguien, solo queda pasar de largo. Tener un poco de dignidad y no seguir insistiendo con alguien que no quiere absolutamente nada contigo.
Y pues ya.
Que todo sea bueno para ti...y para mí también.
Hasta pronto.
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