Por Karol Martínez Montenegro
Siempre que pienso en ti, te pienso feliz, sin ningún mal sueño, sin malos ratos, sin enfermedad, sin enojos, recibiendo más amor del que alguna vez solo soñé con no condicionarte, entregando más amor del que nadie te había permitido antes explotar, sin miedo de perderte la vida, con conciencia de la muerte, con temor de perder todo eso que hoy pienso te tiene tan feliz, con anhelos de abrazar la vejez y repetir hasta no poder tus rutinas felices de hoy, pero con ilusiones de descubrir lo nuevo que te puede brindar la vida en cada estación hasta que deje de habitar en ti, también te imagino brillando en cada instante perfecto, iluminando tu camino día a día, luchando por labrar y rememorar el camino que descubres y fincas a cada paso, teniendo todo a la mano para hacer frente al pesado mundo durante esta ardua vida, pero enfrentándola con valor, sintiendo y siendo propósito, tanto te pienso así, que ya no hay espacio para pensar en ti pensándome a mi.
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