Por Osiris Israel Benítez Vasconcelos
En días recientes, surgió una polémica en relación con la participación del artista mexicano Peso Pluma en el cierre del Festival Viña del Mar 2024. Esta controversia comenzó cuando el sociólogo Alberto Mayol expresó su opinión de que la presentación de Peso Pluma en la Quinta Vergara sería un error por parte de los organizadores. Las reacciones a este reclamo han sido extremas, desde quienes respaldan la petición de Mayol hasta aquellos que consideran que se trata de un acto de censura. Sin embargo, muchas de estas críticas se han expresado sin un conocimiento pleno de la polémica.
En primer lugar, en su columna, el sociólogo Alberto Mayol sostiene que Peso Pluma no debería presentarse en el Festival de Viña del Mar, no tanto como un acto de censura hacia el cantante, sino porque considera que su participación sería una contradicción entre la labor del Estado en contra de la difusión de la narcocultura y la presencia de este artista en un evento financiado con recursos públicos. Mayol compara esta situación con el Estado chileno pronunciándose en contra de la obesidad mientras se asocia con empresas cuyos productos contribuyen a la obesidad en la población.
Además, Mayol argumenta que el Estado debe cumplir sus funciones de protección hacia la sociedad civil, y esta protección no solo implica aumentar la presencia policial o establecer penas punitivas, sino también actuar como mediador en diversos aspectos, incluida la cultura. En este sentido, considero que se debe tener precaución en ese rol, ya que en México, diversas políticas públicas se han implementado a través de la moral sin considerar a las personas afectadas. A pesar de ello, estoy de acuerdo con Mayol en que el Estado debe actuar de manera coherente en todos sus ejercicios, por lo que la presentación de Peso Pluma en Viña del Mar se puede considerar fuera de lugar.
Por otro lado, es importante destacar que, aunque algunos comentarios en redes sociales señalan apologías a la violencia en las letras de los corridos tumbados, diversos géneros del regional mexicano también hacen referencia a la narcocultura. Este género musical abarca manifestaciones como las rancheras, las norteñas, el movimiento alterado, la quebradita, entre otros. Según el Dr. Igael González (2023), el corrido tumbao, en estricto sentido, no podría considerarse corrido, ya que no narra las aventuras de un forajido, sino el hedonismo en primera persona. No obstante, se ancla en la tradición del regional mexicano, poniendo de relieve los cambios sociales del siglo XXI, mostrando una mexicana posmoderna y una realidad transfronteriza donde el crimen organizado contribuye a una oferta laboral latente. Así, el corrido tumbao es una expresión de la juvenización del regional mexicano, una versión urbana donde los sombreros y botas son reemplazados por jerseys y sneakers.
No pretendo enaltecer los corridos tumbados; personalmente, disfruto escucharlos, pero no me considero fan. Sin embargo, creo que censurar cualquier movimiento musical sería equivocado, ya que mientras haya quienes disfruten de algún género, siempre existirá demanda. Si solo se busca frenar un género musical, la demanda por esas músicas persistirá. Pero, sobre todo, se perpetuará un juicio hacia quienes disfrutan de ese tipo de música en lugar de fomentar la comprensión del porqué encuentran placer en ellas. Podemos tener opiniones divergentes sobre estas músicas, pero en la actualidad, el corrido tumbao y el regional mexicano se posicionan como la música con la que la mayoría de los jóvenes se identifican y ante ese panorama, lo mejor es tener la mente abierta para entender esas músicas.
La polémica en torno a la participación de Peso Pluma en el Festival Viña del Mar 2024 revela tensiones significativas entre la expresión artística, la responsabilidad del Estado y la percepción social. Las opiniones divergentes, encabezadas por Alberto Mayol, resaltan la necesidad de un abordaje coherente por parte de las autoridades, considerando la contradicción entre la lucha contra la narcocultura y la inclusión de artistas que podrían representarla. Más allá de las críticas y debates, la discusión sobre géneros musicales como los corridos tumbados destaca la importancia de no caer en la censura indiscriminada, sino en fomentar un diálogo que promueva la comprensión de las complejidades culturales y sociales que subyacen a estas expresiones. En un panorama donde la música se convierte en un reflejo de la identidad juvenil, la apertura mental y el análisis reflexivo emergen como herramientas esenciales para abordar estas controversias y construir puentes de entendimiento entre distintas perspectivas.
González Sánchez, I. (2023). ¿QUÉ TRANSA CON LOS CORRIDOS TUMBADOS? Instituto Sonorense de la Juventud. Recuperado 20 de enero de 2024, de https://isjuventud.sonora.gob.mx/acciones/observatorio-juvenil/que-transa-con-los-corridos-tumbados
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