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Foto del escritorYesenia Flota

Los naranjos




Por Yesenia Flota


Mi mamá sale al patio, no importa la hora o el clima. Revisa sus plantas, las riega, siembra nuevas y por ratos se sienta en un banquito, su mirada se pierde en la pared blanca que rodea la casa, y sueña despierta. Imagina al menos 16 hectáreas más de tierra, esas que llenaría de árboles frutales, mangos y naranjas ¿Acaso esas pueden ir juntas? No sabe, son las más ricas, lo que daría ella por tener ración ilimitada cada temporada.


Antes de que yo naciera, sembró dos naranjos en el patio, se había comido dos piezas de fruta y le gustaron tanto que guardó las semillas. Cuido día a día su plantación y una alegría enorme la inundó sus cuando empezaron a crecer, con cada hoja y centímetro nuevo, se sentía gloriosa. Con el paso del tiempo los árboles le dieron azahares, hasta que, por fin, después de tanto esperar, observó su árbol lleno de naranjas. No aguantó más, bajó algunas y se decidió a probar el fruto de su esfuerzo, pero el primer mordisco le supo a decepción, amarga como la fruta misma que había estado cuidando. Poco sabía ella, que esas semillitas que guardó y plantó eran resultado de un naranjo injertado y ahora como consecuencia, tenía dos árboles de naranja agria en el patio.


Las naranjas eran excelentes para marinar carnes, hacer encurtidos o una bebida agridulce y refrescante, pero no para pelar y comerse a docenas como ella había soñado. La vida no le dio lo que esperaba, pero igual lo aceptó, no quitó los naranjos, los siguió cuidando y ahora los árboles le dan fruta todo el año sin importar la estación, le dan tanto que puede compartir con las vecinas o en ocasiones hasta venderlas cuando escasea y en la verdulería no encuentran.


Ama el patio, ama la tierra, sus plantas que mueve sin parar porque nunca está conforme con el sitio en donde las pone “creo que a la matita no le ha gustado aquí, hay mucho sol” y las plantas en respuesta a ser escuchadas, le regalan flores. Es feliz, pero sigue soñando con lo que sería capaz de hacer si tuviera más espacio, la cantidad de fruta que sembraría. Esta vez se aseguraría de sembrar las semillas correctas.


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