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Foto del escritorStefani Pedroza @sigopacheca

¿Es fácil aprender a estar solo?


No, no lo es…


La compañía de pareja se vuelve adictiva. Una vez que comienzas tu camino en el amor no hay vuelta atrás, es como la heroína… contados son los que gustan de ella y salen vivos…


Una vez que pruebas el amor, la adrenalina, toda la serotonina que te hace generar, todo el sentimiento de satisfacción, bienestar y paz que da, no puedes dejarle. A veces ya ni siquiera es satisfactorio, ya estás por costumbre, por apego, incluso ¡te hace sentir mal! Y aún así DEPENDES DE ELLO… Pero, ¿Qué pasa cuando el ser amado se va y ya no tienes más esa “droga” que te generaba todo ese bienestar?


¡Te la han quitado de golpe! Y comienzan las preguntas ¿Qué hice mal? ¿Qué hay de malo en mí? ¿Por qué se fue? ¿Es que nunca encontraré el amor verdadero?


Y como con toda droga, comienzas tu proceso de desintoxicación. ¡Vaya momento! Comienzan las depresiones, comienza la ansiedad, los insomnios, ese sentimiento de vacío, la añoranza. La mayoría, lo primero que hace es buscar un “reemplazo”, algunos buscan sustituir con el alcohol, tal vez una que otra droga. Comienzas a buscar y a salir con personas, siendo un completo egoísta sin responsabilidad afectiva; en ese momento no te importa ¡nada!, lo único que quieres es volver a sentir satisfacción, volver a llenar el “hueco” que te dejaron, sin darte cuenta que entras en un laberinto sin salida.


Porque te quiero contar algo, ese sentimiento de vacío al que no le quieres dar la cara, puede que sí, un tiempo lo cubras con la compañía de otra persona, tal vez de alcohol o de otras drogas, pero mientras no le das la cara, se va volviendo más grande y fuerte, ¡ajá! Como un mounstro que está esperando el momento perfecto para atacar... te.


Como experiencia personal puedo contarte que ese monstruo puede llegar a volverse tan grande y fuerte que te deja en la calle, te puede llegar a dejar sin amigos, sin familia, sin nada… cuando todo lo pudiste haber evitado desde un inicio, dándole la cara a ese vacío que sentías, porque ese vacío eras realmente tú extrañándote a ti mismo, pidiéndote a gritos volver a amarte, a prestarte atención, a reencontrarte y reconstruirte.


Así es que no, no es fácil aprender a estar solo, ¡es un proceso difícil, que duele y duele mucho! Pero que te va a hacer crecer y que valdrá totalmente la pena, te va a hacer llenar ese vacío por ti mismo para ser un ser completo, que se ama así mismo, que no tiene apegos, que no tiene dependencias y que por fin ¡es libre! Llega una sensación de plenitud y de paz. Y esto amigos, aunque no lo crean los llevará a encontrar el amor que merecen, que es también un ser completo que va a llegar a aportar cosas a tu vida y a caminar junto a ti.


Porque las medias naranjas sí existen, pero solo generan apegos y un círculo vicioso que volverá a dejarte con la sensación de vacío…



Por Stefani Pedroza

@sigopacheca

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