Por Gabriel Molina
Las nubes de mi alma anuncian la tormenta, riegan con sangre y lágrimas los cultivos de mi soledad florece el vacío que sembraste con tu partida mientras me escondo en la Luna, en la inmensidad donde busco tu nombre pronunciado en mi vida.
Encuentro tus ojos en los ojos de una ilusión reencuentro tu rostro en la magia de un momento pero el sueño se esfuma cuando llora el corazón y esos ojos son solo un par mas en mi tormento en la búsqueda eterna de tu luz, de tu perdón.
Mi búsqueda es tan larga y mi alma tan desesperada cae en un abismo instantáneo que me lleva al inframundo donde me revuelco en el lodo del olvido y tú tan alejada me desprecias con mi propio desprecio que me va devorando y voy sucumbiendo ante la impotencia de ésta, mi vida.
Te pienso, te siento, te vivo como un fantasma como un sueño que dentro de este letargo te crea me asfixia, me enloquece, crea un vacío que todo reclama que se quema en el llanto que en tu tumba cerró mi herida embriagado del sentimiento que devoró mi alma.
Lleno mis bolsillos con migas de tu imagen y salgo nuevamente a cruzar el desierto, laberinto infinito que la vida me traza encuentro espejismos maravillosos en una imagen cambiante verdades aberrantes en las que lentamente refugio mi agonía pero a cada caída comenzaré de nuevo la búsqueda incesante y me quedaré tranquilo, observando la luz de un nuevo día.
Comentarios