“El feminismo no es solo una estrategia para superar la opresión basada en el género, sino también contra el racismo, el fascismo, el materialismo o la opresión económica”.
-Angela Davis.
Quizá últimamente hemos escuchado mucho hablar de la palabra interseccionalidad, misma que fue acuñada por una mujer negra de los Estados Unidos para referirse a todas las formas de opresión que atraviesan las mujeres negras todos los días: clasismo, xenofobia, racismo, capacitismo, homofobia y sexismo por mencionar algunos; su nombre Kimberlé Crenshaw y su trabajo cobra especial importancia hoy más que nunca.
Puesto que, pese a que la interseccionalidad es un concepto que ha cobrado “popularidad” a últimas fechas, el feminismo o feminismos más tradicionales (cuyo sujeto de lucha es la mujer, según la definición hegemónica de la misma) siguen sin considerar las varias maneras en las que las mujeres negras y otras mujeres racializadas o que no entran en este concepto eurocentrista de mujer, son atravesadas por distintas formas de opresión.
Y eso, da como consecuencia que muchas personas se sientan marginalizadas y excluidas de un movimiento que, en teoría, lucha por ellas.
A pesar de haber sido históricamente excluidas del feminismo, esas “otras” mujeres (negras, indígenas, racializadas, trans) siempre han trabajado por ellas y sus comunidades, creando así sus propios movimientos sociales y políticos que poco tienen que ver con el feminismo/os tradicionales.
Por ejemplo, la escritora Alice Walker acuñó el término “Womanist” (que podría traducirse como Mujerismo) en 1983, que es un marco social que se separa del feminismo y centra a la mujer negra.
La investigadora Layli Philips lo expresa de la siguiente forma:
“A diferencia del feminismo a pesar de su nombre, el mujerismo no enfatiza ni privilegia el género o el sexismo, más bien eleva todos los sitios y formas de opresión ... a un nivel de igual preocupación y acción”.
Mientras que algunos académicos han tratado de puntualizar líneas muy claras entre las diferencias entre el mujerismo y el feminismo, son más las mujeres negras que han decidido estar en un punto medio e identificarse como feministas negras.
Sin embargo, no existe quizá un término que pueda incluir en su totalidad lo que las mujeres negras enuncian hoy en día como feminismo negro o mujerismo.
Independientemente de la manera en la que una, o une se identifique con estos movimientos o bien decida no hacerlo, es un hecho que el feminismo tradicional o tradicionales, que no toman en cuenta en su lucha cuestiones de lectura corporal de cuerpos racializades o no binarios, siempre se ha quedado corto, pues se olvida, por ejemplo, de como la brutalidad policial afecta de formas inimaginables a mujeres racializadas y transexuales. Sin dejar de lado, por supuesto los asesinatos de mujeres trans y trabajadoras sexuales que parecieran carecer de importancia y simplemente echados al olvido.
Es por eso por lo que hoy más que nunca, es de suma importancia recalcar que las cuestiones exclusivamente relacionadas con el género, como bien lo enuncia Ochy Curiel, no explican nuestras realidades, al contrario, las limita y nos divide.
Ya que yo me pregunto, si tu activismo/feminismo deja fuera a las mujeres transexuales, es capacitista, no toma en cuenta las realidades de las mujeres racializadas y de las personas no binarias, entonces ¿por qué estás luchando?
Somos cuerpos poderosos y creativos, la lucha es contra todos los sistemas de opresión, no por cambiar de lugar con el opresor.
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