Por Helly Raven
Hoy volví a regar tus plantas, y recordé que solías nombrarlas. El jardín se llenaba con el sonido de tu voz mientras les contabas algún chiste malo, –Reír las hace florecer–, decías.
Hoy fueron los helechos, los crisantemos y las nomeolvides quienes te trajeron hasta mis pensamientos, ayer fue la melodía de una vieja canción que tarareabas en la ducha; mañana podría ser la brisa, recordándome cómo movía tus cabellos; o un rayo de luz que se cuele por la ventana hasta tu rincón favorito de la habitación y dibuje tu silueta en las cortinas.
Podría ser, quizás, un desconocido en la calle, que me pregunte la hora, quien me haga pensar en lo poco que te gustaba ser esclavo del tiempo.
Tal vez, una nube con la forma correcta o la lluvia bajando por los aleros hasta empapar la tierra, desbordando los parterres de tu jardín, el mismo que hoy me recordó tu ausencia.
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